“Pacta Por Tu Familia”

"Todos pasamos momentos difíciles, pero cuando pactamos con Dios por nuestra familia, hay un gran movimiento celestial a nuestro favor"

 “Pacta por tu familia” (1 SAM 1: 7-11)

El pasaje nos relata a Ana, mujer estéril; que no come, que llora, que está oprimida, que está deprimida; pero que ama a Dios porque fue instruida en la palaba de Dios. Está en crisis y toma una actitud en la casa de Dios y hace un pacto, un voto con Dios, por su familia; y le pidió al Señor que le ayudara para que su familia no se terminara, para que el Señor se dignara dar a su sierva un hijo varón, y ligó su corazón a Dios en ese pacto, y Dios aceptó; y Ana entró en ese pacto con Dios, y lo cumplió, y no quedó avergonzada. Dios le regaló el hijo que no había podido tener porque era estéril, y le nació Samuel, un hombre de testimonio, un profeta.

Todos pasamos momentos difíciles, pero cuando pactamos con Dios por nuestra familia, hay un gran movimiento celestial a nuestro favor. Pactemos con Dios y cumplámosle. Así, en el seno de nuestra familia saldrán profesionales cristianos, empresarios cristianos, un apóstol, un profeta, un salmista, para la Gloria de Dios. Pacta con Dios por tu familia, y cumple, y verás la Gloria de nuestro Dios en ellos. ¡Para la Honra y Gloria de Dios! ¡Amén!

1Sa 1:7  Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.

1Sa 1:8  Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

1Sa 1:9  Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,

1Sa 1:10  ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

1Sa 1:11  E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.