Aquí
en el pasaje Bíblico, José tiene 20 años. Fue odiado y vendido por sus
hermanos. Y en Egipto en la casa de Potifar, encargado de la guardia,
está José esclavo, pero Dios está con él. Y José fue varón próspero y
bendecido. Dios lo premió y le dio una mayor responsabilidad, como
mayordomo de su casa, y le entregó a cargo todo lo que tenía Potifar, y
le dió poder.
Dios
quiere sacarnos de lo poco y hacernos grandes y llenarnos, como lo hizo
con José; para la Gloria de Dios. El Señor quiere prosperarnos, y que
seamos los mejores empleados, empresarios, estudiantes, etc.
José,
de buen semblante, en su rostro reflejaba la gloria de Dios. Así
también quiere Dios para nosotros, que cuando nos vean, reflejemos la
Gloria de Dios en nuestros rostros. Que cuando toquemos las cosas, éstas
sean prosperadas, que lo que hagamos sea prosperado...
Rechaza
el pecado y la tentación, porque Dios no quiere ver eso reflejado en
ti. El Señor nos llama para que seamos diferentes y que lo amemos con el
corazón, con el alma y con un cuerpo limpio. Así Dios nos levantará y
hará grandes cosas porque nos ama profundamente. ¡Para Honra Y Gloria de
Su Santo Nombre! ¡Amén!
Gén 39:1 Llevado,
pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia,
varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
Gén 39:2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
Gén 39:3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
Gén 39:4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
Gén 39:5 Y
aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo
que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la
bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en
el campo.
Gén 39:6 Y
dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de
cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y
bella presencia.
Gén 39:7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
Gén 39:8 Y
él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se
preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo
que tiene.
Gén 39:9 No
hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino
a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande
mal, y pecaría contra Dios?
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