"Al encubrir nuestros pecados, echamos a perder lo grande que ha hecho Dios en nosotros"
“No encubras tu pecado” (PRO 28: 11-14)
Encubrir
es ocultar nuestros pecados, y la consecuencia es que echan a perder lo
grande que Dios ha hecho en nosotros, en nuestra vida, y nos tira al
suelo. El pecado que vemos, no es el problema, la consecuencia del pecado es el problema...
Así,
vemos un adúltero y creemos que ese es el problema que tiene; la
verdad, ese es el reflejo. El problema es su corazón, porque allí está
la raíz del pecado. A veces son ataduras hereditarias de los padres,
abuelos, bisabuelos y hasta tatarabuelos. Y esas ataduras que siguen dentro del ser, lo hacen caer en el mismo error. Lo
grave es que así nunca prosperará, jamás prosperará; porque el pecado
tiene la marca de la muerte y lo aleja de la bendición de Dios.
Si
estamos encubriendo nuestro pecado, reconozcamos nuestro error, y
tomemos la decisión de apartarnos de él. Alejémonos para no perder la
bendición que Dios tiene para nosotros. Hoy es el día de romper ese
actuar, porque quien oculta sus pecados no prosperará, y si los reconoce
y decide firmemente apartarse de ellos, alcanzará misericordia. ¡Para
la Honra y la Gloria de Dios!. ¡Amén!
Pro 28:11 El hombre rico es sabio en su propia opinión; Mas el pobre entendido lo escudriña.
Pro 28:12 Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando se levantan los impíos, tienen que esconderse los hombres.
Pro 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Pro 28:14 Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su corazón caerá en el mal.
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