“Las oportunidades difícilmente regresan, ellas van de afán y se pierden en el horizonte”
“Él llevó mi pobreza” (2 COR 8: 7-9)
En
el pasaje, el Apóstol Pablo resalta la generosidad de las iglesias en
Macedonia. Nos enseña que el Señor Jesucristo se hizo a la extrema
pobreza en las últimas horas de su vida en la cruz del calvario. No sólo
murió por nuestros pecados sino que crucificó nuestra pobreza.
Y nos adiestra que busquemos primeramente a Dios y empecemos a vivir acorde a sus principios (Mat 6: 33) y nos levantemos y reclamemos nuestra riqueza, porque Dios se llevó nuestra pobreza para que seamos ricos y abundemos en todo.
2Co 8:7 Por
tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda
solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta
gracia.
2Co 8:8 No
hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la
diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.
2Co 8:9 Porque
ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.
Mat 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
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