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Algunos Viven en Dios y Su Bendición...

“Algunos solo se acuerdan de Dios cuando les llegan las adversidades y los problemas, otros en cambio, viven en Él y en su bendición”



“¿Cómo establecer el Reino de Dios en mi familia?” (1COR 2: 4-7)

El Apóstol Pablo predicó la Palabra de Dios en las mañanas, en las tardes, en las sinagogas, en la orilla de un rio; se enfrentó a los hombres religiosos de la época, se enfrentó a los filósofos a los catedráticos, a los sencillos, a los humiles, a los abandonados. Él era un hombre de autoridad que en todo lugar establecía el Reino de Dios, no como un concepto; sino, lo que está en el cielo, lo predicaba y lo llevaba para que se estableciera en la tierra.
¿Cómo hacer para que se establezca el Reino de Dios en nuestra familia?... no es en el trabajo, no es en la casa ni en los muebles o en la playa, ni en la oficina. Nuestros mejores momentos los vivimos es en nuestro hogar, en nuestra familia; porque allí se fundamentan los valores, los principios. Grandes hombres bíblicos como Samuel y aún David, por no tener autoridad y su debilidad, permitían que sus hijos hicieran y deshicieran. Afirma la Biblia que eran perversos.

Para establecer el Reino de Dios en mi familia: Primero debemos tener firmeza en nuestro carácter espiritual; quiere decir, tener autoridad para establecer principios y valores en nuestra casa. No permitamos que sean nuestros hijos quienes manejen las cosas de nuestro hogar, debemos tener un carácter firme. Segundo, practiquemos la bendición; bendigamos nuestros hijos, nuestro cónyuge, que nuestra familia siempre tenga la bendición de Dios. Tercero, practiquemos la comunicación permanente con nuestra familia. Cuarto practiquemos el perdón; perdonar a nuestros padres, a nuestros hijos, al cónyuge. Quinto, el respeto, que Dios sea quien se sienta siempre en nuestro hogar. Entonces podremos decir que el Reino de Dios se habrá establecido en mi familia. ¡Para la Honra y la Gloria de Dios! ¡Amén!


1Co 2:4  y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
1Co 2:5  para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
1Co 2:6  Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
1Co 2:7  Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
1Co 2:8  la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 

No Olvides Dar Me Gusta!

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