“Aunque
estemos rodeados de circunstancias adversas, si clamamos a Dios y esperamos en
Él, siempre habrá una salida milagrosa”
“Los que dieron plata y oro
a Dios” (1 CRO 29: 1 y 2)
David está muy emocionado porque su
hijo Salomón va a construir el Templo para Dios, y dio a Salomón 100 mil kilos
de oro finísimo y 230 mil kilos de plata finísimo para la construcción Templo. Dios
prosperó al rey David con mucho oro y plata, pero David entendió que lo
principal es Dios y que lo demás es complemento. También los jefes y los encargados
de las obras del rey dieron ofrendas voluntarias, y se unió todo el Pueblo de Israel,
el jefe de la Tribu, los ancianos y principales sacerdotes, ofrendaron para la
obra.
Sintámonos felices cuando ofrendemos
a Dios, porque no estamos dando para el pecado ni para enriquecer el mal, sino
para extender la obra de Dios; para que la Palabra de Dios llegue a las aldeas,
a los campos, a los municipios, a los desprotegidos, a los niños, a los
matrimonios… cuando damos con amor y abundancia, tenemos recompensa de Dios y no
nos quedaremos en pobreza ni nos dejará avergonzados.
Aprendamos a ser sembradores en el
terreno de Dios para extender su obra, porque así también la bendición del oro
y de la plata que Dios tiene para nuestras vidas será en abundancia… ¡Para Honra
y Gloria de Dios! ¡Amén!
1Cr 29:1 Después dijo el rey David a toda la
asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha
elegido Dios; él es joven y tierno de
edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios.
1Cr 29:2 Yo con todas mis fuerzas he preparado para la
casa de mi Dios, oro para las cosas de
oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. No olvides dejar tu comentario!
No hay comentarios:
Publicar un comentario