“Debemos luchar y esforzarnos como si todo dependiera de
nosotros, pero también debemos orar y clamar como si todo dependiera de Dios”
“Herodes mata” (MAT 14: 9-12)
Este
pasaje nos habla de la muerte de Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo
Testamento y que tenía el poder de Elías, y quien vino a preparar el camino de Nuestro
Señor Jesucristo. Herodes lo prendió, lo encarceló y lo decapitó. Herodes mata.
Herodes era un hombre sensual, astuto, caprichoso, cruel, déspota y que no
conocía a Dios.
Herodes
representa al ser sensual, al caprichoso, al cruel, al débil, a quienes no conocen
a Dios y no aman la Gloria de Dios, a los que les falta pasión por la Gloria de
Dios… ¿A quién mata Herodes?
Juan
respaldado por Dios, solo predicaba y las multitudes venían a él y eran
bautizadas; pero Juan no hizo milagros, no sanó enfermos, ni resucitó a los muertos.
Era un hombre que no tenía la Gloria de Dios, la presencia de Dios, lo sublime
y lo sobrenatural de Dios.
Debemos
anhelar la Gloria de Dios, amar su Palabra, buscar la santidad, la pureza y empaparnos
de ella, desear caminar en limpieza y santidad, así las fuerzas del mal serán destruidas
en el nombre de Dios; porque el Herodes (adulterio, lujuria, fracaso, deudas, temor,
etc.) mata a quienes que no aman la Gloria de Dios… Dejemos el conformismo, hagamos
un alto y comprometámonos con Dios porque Herodes quiere matar, pero si nos
metemos en la Gloria de Dios, el Señor jamás nos dejará avergonzados. Herodes
mata, pero Cristo da vida y vida en abundancia… ¡Para Honra y Gloria de Dios!
¡Amén!
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