“El
cielo, el sol, la luna, las estrellas, el mar, el verdor de los
árboles, la caída de las aguas; demuestran la existencia de Dios,
Poderoso y Sobrenatural”
“Oraciones que nunca mueren” (LUC 1: 11-13)
Zacarías
está en el templo y se la ha comisionado ofrecer el incienso en el
altar de oro que está unido al lugar santísimo. Este anciano marcado por
el tiempo, cansado, está ahora inclinado ofreciendo el incienso y un
ángel del Señor se le apareció y le dijo: “tu oración ha sido oída”. La
oración a la que se refería el ángel era la que él había hecho desde
años atrás pidiéndole al Señor un hijo. Y había pasado el tiempo y el
hijo que pedía no llegaba aún hasta haber envejecido; pero las oraciones
que nosotros hacemos con fe, esas nunca morirán… aquellas que se han
hecho con lágrimas, con verdadera entrega y compromiso; en una
madrugada, rasgando nuestro corazón, bañado en lágrimas, con profunda
fe; esas oraciones nunca morirán, y el Señor nos dirá: tu oración ha
sido escuchada.
El
Señor de los cielos ha venido para darnos la noticia de que nuestra
oración de tiempo atrás, ha sido escuchada y nos ha traído la respuesta
ahora a su tiempo.
Dios
ha preparado un tiempo para bendecirnos, porque la bendición de Dios
viene por las oraciones que se hacen con fe, esas jamás pueden morir… y
hay un Dios en los cielos que nos escucha, que ha venido a darnos su
bendición. ¡Para la Honra y la Gloria de Su Santo Nombre! ¡Amén!
Luc 1:11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
Luc 1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
Luc 1:13 Pero
el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y
tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
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